Reflexiones de la vida

Queridos draconáticos,
he estado mucho tiempo ausente pero después de este descanso, ha sido más que suficiente para pensar que tal vez deba compartir algo más que meros relatos y poesía, y tal vez deba empezar a dejar que el mundo opine sobre mis conclusiones filosóficas. Estoy completamente abierta a comentarios.
Asra

El único hecho es que no hay hechos

Esto que ahora os voy a escribir es algo en lo que estuve pensando a la vuelta del instituto un miércoles cualquiera, y quiero que se tenga en cuenta que es tan solo una hipótesis. Viendo desde el autobús como cantidades enormes de estudiantes salían de sus respectivos centros, pensé que era demasiada gente para el mundo en el que vivíamos. En cuanto me dí cuenta de que había pensado "vivíamos", me dije a mí misma que me había equivocado o no, según lo que se pensase la gente. De ahí viene todo nuestro mundo, de nuestra capacidad para pensar.
No vivimos en ese mundo, sino que creemos que vivimos en él. Si os dais cuenta, todo aquello que miramos es mirado por nosotros, pero no lo vemos. Para que el mundo que los seres humanos tienen en la mente realmente exista hacen falta hechos. Lo que los humanos creen hechos son tan solo sus propios pensamientos. Para ir al grano, el mundo de los humanos está hecho de sus mentes, de cómo ve el mundo cada uno. Lo que llamamos hechos tan solo existen en la naturaleza, porque no hay nada en ese mundo que sepa mejor de hechos que ella misma.
La razón es bien sencilla: cada ser humano del planeta ve un mundo distinto y piensa de una manera diferente. Es posible que haya personas que tengan cosas en común o se parezcan muchísimo, como los gemelos o los mellizos, pero nunca serán iguales en todo. Cada persona puede pensar lo que quiera sobre cualquier cosa, pero nunca pensará igual que otra, o al menos no totalmente.
Os pondré un ejemplo. Un hombre va caminando por un parque. Puede que para ti esté caminando, pero para mí esté buscando algo y tal vez para otro esté dando un paseo.
Todo aquello que se dice o se hace en el mundo de los humanos tiene un significado distinto.
Es como los idiomas, hay cosas que en nuestra lengua y en otra pueden significar cosas distintas. Todo ello viene de que el ser humano tiene el don de la lengua y ha inventado un código para poder comunicarse. Cuando alguien menciona la noche, lo primero que se nos viene a la cabeza es ese momento en el que no hay sol y está todo oscuro. En cambio, si oímos día pensamos en un momento soleado. Puede que incluso para ambos casos se piense en horas concretas. Pero lo pensamos así porque desde un principio se inventó un código compuesto por símbolos que, juntos, tienen un significado determinado para nosotros. Si se hubiera cogido cualquier otra palabra, si día hubiese querido decir noche y viceversa, habríamos crecido con ese pensamiento toda la vida. Cada idioma lo dice de una manera distinta, porque había que darle un nombre a ese momento, y a todo lo demás. Sin embargo, seguimos siendo nosotros los que pensamos que esa palabra significa eso, y que el resto de palabras describen algo también.
Para nosotros es un hecho que 1+1=2, pero eso se basa en que en un momento determinado alguien dijo que esos símbolos significan eso juntos. Esos símbolos son inventados, como cualquier otra operación matemática, o cualquier lengua.
(Haré una referencia a Tolkien, perfectamente se podría hablar Quenya si en algún país lo hicieran oficial.)
Las leyes de la física, las reglas matemáticas, todos nuestros conocimientos no habrían llegado a existir nunca sin nuestra habilidad para pensar. Una cuestión que pocos se han planteado es qué pasará con todo eso cuando la Tierra ya no esté.
Ya que estoy con el latín, he creado una frase, que no sé si ya está "patentada" pero que es la descripción perfecta de esta reflexión:
Mundus mens est. Literalmente significa el mundo es mente, esto es, el mundo es pensamiento.


La influencia de la escuela en la creatividad


Escribí este artículo después de ver la película "La educación prohibida". Para más información, podéis consultar en Google o en YouTube. Si estáis interesados en ver la película, aquí os dejo el link a la página de YouTube: https://www.youtube.com/watch?v=-1Y9OqSJKCc
También recomiendo ver la película El Club de los Poetas Muertos, como ejemplo de un modelo distinto de educación.

Ha quedado demostrado por una buena cantidad de valiosos estudios que el 85% de los niños pierden la capacidad de investigar, de descubrir y de crear por su cuenta. Los niños tienen algo que muchos adultos no llegan a comprender del todo: sienten una inmensa curiosidad hacia todo lo que les rodea. Muchas veces inquieren, casi se diría que abruman a preguntas, a los que saben más que ellos, pero todo lo que aprenden a esas cortas edades lo aprenden descubriendo por sus propios medios. A los niños les encanta manipular objetos, ver cómo funciona esto, ver cómo suena aquello. Y es lo más normal del mundo, algo que no conoces puede ser tan peligroso como fascinante. Tienen una constante necesidad de saber que lo que es suave no hace daño, pero lo que pincha sí, que esto no se come, pero eso sí. Un ambiente desconocido les rodea, y quieren ver, oír, sentir y palpar todo ellos mismos.
Pero esto no es todo, además de querer saber hay algo más que necesitan fomentar: su creatividad. ¿Cuándo no se ha visto a un pequeño construyendo un castillo, ya sea de arena o de bloques? Nunca ha habido ningún niño que no descubriera algo por su cuenta. Tan solo por esto, deberían considerarse genios.
Si hay algo que cambie este comportamiento, es el paso que hay entre la infancia y la edad adulta. Hay muchas cosas en este camino, pero hay una que influencia más que todas, la escuela. Hay más de mil organizaciones que no llegan a comprender aún por qué la creatividad infantil desaparece una vez se llega a la universidad. Asimismo, hay más de mil teorías y todas apuntan a lo mismo; en la escuela hay siempre una manera de hacer las cosas. Te dan fórmulas y técnicas ya inventadas por otra gente, y si no se sigue ese camino, no está bien hecho. ¿Por qué? No tiene por qué ser de una sola manera. Por ejemplo, la manera "más fácil" de sumar dos y dos es 2+2=4 pero, ¿acaso no hay decimales y fracciones? Puede haber muchas maneras de averiguar qué acontecimientos de importancia ocurrieron en la Edad Media, pero la "más fácil" es coger un libro o una enciclopedia y aprenderse de memoria qué pasó, cuándo y cómo.
Durante la época de la guardería y educación infantil, se intenta todo lo posible que el alumno llegue a una conclusión fijándose en todo lo interesante, en todo lo que le puede gustar; los colores, los números, las letras, cantar, pintar... Puede perfectamente escribir la solución a un problema con un rotulador del color que más le guste, o puede escribir algo relacionado con cualquier tema, como el trabajo de su padre o la excursión que se organizó en su familia hacía dos semanas.
Cuando se entra en 1º de Educación Primaria, todo cambia de una manera radical. El rosa no se puede usar porque no queda bien, hay que corregir con rojo, no con púrpura, los exámenes se tienen que hacer con un bolígrafo azul o negro, etc. Todos esos factores influyen en la conducta del alumno, cambia totalmente su manera de pensar. Hay que aprenderse esto de memoria porque va a entrar en el examen y si no lo pones bien, se te restan puntos, suspendes y todos te consideran un mediocre, un sin-futuro. El significado de aprender cambia con ello también, dejando de ser algo que se disfruta y pasando a ser algo a lo que se está obligado.
Se crea y se fomenta un ambiente competitivo, eso es lo peor que puede pasar, que a este alumno le angustie pensar que no es bueno en cosas que los demás sí y entre en un estado de depresión y se auto-subestime puede conllevar peores notas todavía. Esto hace que pierda el interés en aprender. "Yo, por ejemplo, creo conflictos a nivel cognitivo. Siempre hay ganadores y perdedores, y siempre que hay perdedores hay alguien que se siente feo. ¡Era obvio!" "Se estimula mucho a los chicos a competir entre ellos. Los mejores alumnos tienen el reconocimiento del profesor, tienen premios. A los que no les va bien, se les llama la atención, en muchos casos ni siquiera se les tiene en cuenta... Todo el mundo habla de paz, pero nadie educa para la paz." Son las palabras de Carlos Wernicke, de la Fundación Holismo argentina, y Pablo Lipnizky, del colegio Mundo Montessori, respectivamente.
Para un niño esto no es así. Aprender no es memorizar, aprender es coger una pluma y soltarla en el aire, ver que tarda en tocar el suelo y que no es como una pelota de goma. De todas las cosas que se aprenden hasta llegar a bachillerato o la universidad, apenas nos acordamos, porque es todo aprender de memoria. Al igual que muchas de esas cosas se malgastan, porque de todo lo que aprende un humano, va a emplear una, dos o tres asignaturas, como máximo puede que cuatro,  de todas las que ha dado en sus años de formación. Un niño de ocho años tiene más horas de estudio al año que un universitario, hay estudios y la cifra es impactante. "El tiempo de recreo acaba con un timbre que bien puede recordar a el pitido de las estaciones militares". Esto mismo lo dicen expertos.
Tener que obedecer órdenes de una persona que tiene una actitud fría y no emocional hacia ti puede ser un golpe duro para la creatividad y la espontaneidad con la que nacemos. Le dan mucha más importancia a los exámenes y las pruebas que al comportamiento y el cómo se esfuerza un alumno en casa y en su clase, haciendo deberes y trabajos. Eso es algo más importante de lo que se cree.
Otro problema es la incapacidad de decidir por su cuenta. Por ejemplo, en muy pocas clases han preguntado a los alumnos qué quieren hacer a continuación. Y no han obtenido ni una sola respuesta. ¿Por qué pasa esto? Porque no saben qué hacer, han sido acostumbrados a una rutina de seguimiento de indicaciones.
También entra en juego el dilema del futuro. Cada vez se valoran menos las asignaturas artísticas y se le da más importancia a las "fundamentales". Esto llega hasta el punto de que suspender Lengua y Matemáticas juntas conlleva repetir curso. Solo importan los conocimientos formales. ¿Qué pasa con plástica y música, con dibujo y con teatro, con filosofía, poesía y escritura, y tantas otras? ¿No se valora la capacidad de crear una canción, o un dibujo, o hacer una buena relfexión sobre un tema universal y llegar a conclusiones que podrían ayudar a la sociedad? Pues la respuesta es la susodicha, no se valora tanto como antes.
El concepto de aprendizaje de la Antigua Grecia era un lugar tranquilo al aire libre en el que se hacía filosofía, se conversaba, se llegaba a acuerdos y se trataban temas sin la necesidad de buscar una misma solución, con la opción de variar de un camino a otro y buscar múltiples maneras de hacer algo.
Para averiguar el origen del modelo de educación de hoy en día, hay que remontarse mucho tiempo atrás. Mucha gente se puede sorprender al comprobar que está basado en el modelo que surgió en Prusia, y que existe desde hace más de dos siglos. El citado modelo de educación consistía en un grupo de personas que eran instruidas por un superior. ¿Qué se buscaba con este sistema? Un grupo de subordinados, casi se podría decir súdbitos, disciplinados, obedientes y "perfectos". Esa es la descripción más aproximada a un esclavo. Durante un período de formación se instruye a menores para formarse. ¿Como qué? ¿Como esclavos de la sociedad? Y se hace ahora una referencia a los profesores. Tienen más en común con los alumnos de lo que ellos mismos creen. Ellos también han pasado por nuestra fase, de hecho todavía la están sufriendo. Se acierta fácilmente a que más del 90% de los alumnos del mundo piensan un lunes por la mañana: "Qué rollo, no quiero ir, ¿por qué tengo que hacerlo?" Pero esto no es lo importante, el dato en sí es que la mayoría de los docentes que hay en el mundo también piensan así un lunes por la mañana. Porque a los alumnos les puede agobiar que les caiga un examen de cuatro temas dentro de dos semanas, pero no se paran a pensar que hay alguien por encima del profesor que también ejerce presión para dar cuatro temas en muy poco tiempo. Y hay alguien por encima de esa otra persona obligando a presionar a profesor. Y así sucesivamente. Esto puede impedir al profesor intentar amenizar sus clases, también.
Una de las maneras de ir eliminando la creatividad de un humano es induciéndole miedo. No cualquier miedo, no, miedo a equivocarse y a hacer algo mal.
Eso no debería ocurrir en un período de formación, es algo inconcebible. Que un niño, un adolescente incluso, tenga auténtico miedo, auténtico terror, de volver a su casa y hablar con sus padres porque no ha hecho los deberes, ha contestado al profesor, ha sacado una mala nota en un examen, ha suspendido una asignatura... Es lo único e inútil que se consigue con eso. Pero errar no es algo malo, errar también es aprender. Flemming no habría descubierto la penicilina si no hubiera sido tan descuidado como para no cubrir el pedazo de queso que llevaba. Y Colón no habría descubierto América si no se hubiera equivocado de camino para llegar a la India. Todos los grandes descubrimientos han llegado a serlo mediante errores y bocetos y pruebas.
Puede esconderse un Einstein en una clase de 1º de ESO pero nunca se sabrá porque no quiere entender la manera en la que el profesor le explica algo. El mismo Einstein dijo una vez: "Si buscas resultados diferentes, no hagas siempre lo mismo."
La creatividad es una verdadera fuente de descubrimiento. Mil alumnos prefieren pasar una hora en un laboratorio experimentando las reacciones de las subtancias que estudiar sobre ellas, o visitar la casa de un famoso escritor a aprenderse de memoria todos los sonetos que escribió.
En muchos países extranjeros hay escuelas especiales, cuyo objetivo es básicamente enseñar teniendo en cuenta los intereses del alumno, aplicando matemáticas a lengua, biología a educación física, etc.
Se le da tanta importancia a las asignaturas que se supone que tienen un futuro que se va olvidando la importancia que tiene la creatividad.
Os mostraré el mejor ejemplo que me viene a la cabeza. Yo tenía un antiguo compañero que analizaba todo como si fuera una máquina, un robot.
Le comenté que mi idea para el futuro era escribir porque era algo que me gustaba y que realmente se me daba bien, algo que disfrutaba haciendo, y quería ganarme la vida con ello. Su respuesta fue lo que me dejó de piedra. Me respondió así: "Con eso no te puedes ganar la vida, eso no te da para comer. Deberías pensar en otro trabajo que tenga un mejor sueldo." Me pregunté cómo podía ser posible que un joven de trece años hablara de esta manera, no podía ser. Y comprendí con pesar que tenía razón. Para ganar el dinero necesario tenía que ser cualquier otra cosa. Pero me fijé en el rango de marioneta que estaba alcanzando con eso.
¿De verdad el ser humano está dispuesto a hacer lo que no le gusta para ganarse la vida? ¿Tenemos la obligación de dedicarnos a trabajos que hagan de nosotros una máquina de procesar, guardar y recibir información?
Han pasado tres siglos desde que se inventó este sistema. El concepto de evolución parece haberse congelado para la educación. "Yo siempre intento que miremos una caricatura que hay romper. Y es el maestro en una tarima dictando clases, ¡en pleno siglo 21! Eso no tiene sentido." Dice así Carlos Alberto Jiménez Vélez, investigador neuropedagógico. Aún hay mucho más lejos de lo que hoy en día se entiende por educación.

2 comentarios:

  1. Me ha gustado leer esto, aunque no estoy totalmente de acuerdo.

    Pero de todas formas, ¡no te rompas la cabeza y vive lo mejor que puedes! ¡Que te lo mereces!

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    1. Anda, anda, antagonista XD Me gusta filosofar, no me rompo la cabeza. Te aseguro que cunde mucho y se disfruta compartir un pensamiento tan difícil y tan enrevesado como este, y sé que se puede mejorar. Mi conclusión definitiva es que no existiríamos del todo si nunca hubiéramos llegado a pensar.

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